miércoles, 11 de agosto de 2010

El león y el Burro

Por unanimidad, el león fue nombrado
Emperador de la Selva. Al comienzo,
el digno cargo lo llenó de orgullo,
pero a los pocos días se angustió.

En todos los claros y rincones
estallaban crueles batallas.
Nadie podía caminar con seguridad
por los senderos. Al caer el sol,
los animales se encerraban temblando
en sus madrigueras.

Muchas especies habían dominado
el secreto del fuego y mantenían brasas
ardientes dispuestas a quemar la selva
si fuera preciso, aunque la mayor parte
de sus habitantes pereciera... El Emperador
llamó al burro, su Primer Ministro.

Lloró amargamente junto a una de sus
largas orejas. "¡Mi fiel colaborador, nunca
tendré fuerzas para solucionar tan enorme problema!
¡Vamos hacia la destrucción!"

El burro, con gran esfuerzo, pensó y luego dijo:
"Querido amo, si usted no llega a resolver un problema inmenso,
trate por lo menos de resolver un problema pequeño,
que esté al alcance de sus fuerzas.

¿Puede ordenar la selva entera?"
"¡No!"
"Trate entonces de ordenar el área en la que usted vive."
"¡No puedo —contestó el león
— porque hay tantas envidias en mi corte que
no logro organizar un ejército!"
"¡Entonces, ordene su corte!"
"¡Imposible!
¡Hay tales disputas en mi propia familia
que no tengo tiempo de pensar en otras cosas!"
"¡Entonces,
oh Majestad, solucione los problemas de su familia!"
"¡No puedo,
pedazo de burro,
porque yo mismo me debato entre
las ansias de servir a mi pueblo
y el deseo voraz de comérmelo!"

Y la fiera saltó sobre su Primer Ministro.

El burro, mientras era devorado, pensó:
"Esto me pasa por tratar de mejorar
al león antes que a mí mismo".

Alejandro Jodorowsky


Cuando nos separamos...

Cuando nos separamos
en silencio y con lágrimas,
con el corazón medio roto,
para apartarnos por años,
tu mejilla se tornó pálida y fría
y tu beso aún más frío...
Aquella hora predijo
en verdad todo este dolor.
El rocío de la mañana
resbaló frío por mi frente
y fue como un anuncio
de lo que ahora siento.

Tus juramentos se han roto
y tu fama ya es muy frágil;
cuando escucho tu nombre
comparto su vergüenza.
Cuando te nombran delante de mí,
un toque lúgubre llega a mi oído
y un estremecimiento me sacude.
¿Por qué te quise tanto?
Aquellos que te conocen bien
no saben que te conocí:
Por mucho, mucho tiempo
habré de arrepentirme de ti
tan hondamente,
que no puedo expresarlo.

En secreto nos encontramos,
y en silencio me lamento
de que tu corazón pueda olvidar
y tu espíritu engañarme.
Si llegara a encontrarte
tras largos años,
¿cómo habría de saludarte?
¡Con silencio y con lágrimas!

''lord byron''..... Versión de Arturo Rizzi